La AD que fue y la AD que queremos
La revolución interna de AD
El 13 de septiembre de 1.941 una visión de país amplia, democrática, venezolanista y promotora de los más altos valores morales, tomó forma organizativa concretando así el nacimiento del Partido del Pueblo Acción Democrática.
Entre los pioneros y fundadores de un ideal que emerge de las bases populares, un sentir nacional y una necesidad política y social, se encontraban para converger todas las clases sociales, todos los colores y matices que la variopinta genética venezolana podía ofrecer, unidos en términos generales por el deseo de establecer una patria libre y propia, donde los connacionales pudieran desarrollarse íntegramente junto a sus propuestas para obtener y poner a disposición de todos: el PAN que llevar a la mesa, la TIERRA que labrar y el TRABAJO que hiciera sustentable esta visión de país.
Blanco y Carreño se encargaron de plasmar artísticamente en el himno de nuestro glorioso partido, la caracterización ideológica, histórica, práctica y doctrinaria de Acción Democrática. Haciéndose uno con el legado práctico y teórico que nos dejaron los líderes políticos y sociales que arrimaron su ladrillo y su cemento a los cimientos de la mayor creación organizativa de la familia venezolana. "Un partido hecho a imagen y semejanza del pueblo". Una herramienta para hacer realidad esa Venezuela que todos anhelamos.
Obvio que, como todo ser humano, no hemos sido, no somos ni jamás seremos perfectos. Es algo muy simple que todo demócrata con espacio para la crítica y la autocrítica en su corazón, debe asumir responsablemente. La ética obliga junto a la conciencia. Pero una cosa es errar manteniendo la esencia práctica y teórica de Acción Democrática; y otra, muy distinta, es decretar tergiversando la historia, que lejos de errores hubo aciertos, y aunque argumentado esté, algún militante y/o simpatizante para criticar lo que esté mal, pues es señalado de incurrir en traición por tal "osadía" ante la dirigencia circunstancial. En una suerte de apología al "Rey Sol" francés: "el Estado soy yo", en versión partidista "el Partido soy yo".
Debemos entonces, bajo las circunstancias políticas, económicas y sociales que atraviesa el país tras el ejercicio de veintiún (21) años del gobierno más irresponsable por decir lo menos de la historia contemporánea, distanciarnos claramente de las prácticas que enfrentamos. Y, al mismo tiempo, mantenernos firmes en nuestra formación y doctrina fundacional. Pues, los ideales nunca mueren, y cuando se concretan en una realidad organizativa política y social como Acción Democrática, menos.
Los demócratas debemos sincerarnos primero ante nosotros mismos, para luego, sincerarnos ante los demás. Es por ello, que convencidos política, ideológica, histórica y doctrinariamente, debemos asumir ante el país que las prácticas antidemocráticas criticadas hasta el hartazgo y cotidianas por parte del gobierno nacional, también han hecho acto de presencia a lo interno del Partido del Pueblo. Nosotros, los militantes, principales dolientes de esta realidad, no podemos otorgar con nuestro cómplice silencio las facilidades para que el cáncer continúe su metástasis a lo interno de nuestras filas, donde quien hoy en día se atreva a levantar la voz en favor del legado teórico y práctico de nuestros líderes históricos, es execrado de inmediato, depuesto de sus funciones y tildado mediáticamente de: "traidor", "cómplice del régimen" y hasta "colaboracionista". En una vulgar copia fiel y exacta del accionar que precisamente criticamos y combatimos del gobierno nacional, respecto a lo interno y externo de su fundamental partido: el PSUV.
Como militantes políticos no podemos renunciar a la política y su capacidad histórica de ser la herramienta a través de su estudio y práctica, para encontrar soluciones a diversos problemas que la sociedad enfrente. El Partido del Pueblo está destinado a ser la amalgama de una amplia UNIDAD nacional que represente los intereses de todos los sectores democráticos del país. Y no, a los intereses de una cúpula distanciada de la realidad de las mayorías venezolanas.
Ante la urgente necesidad de que Acción Democrática realmente se ponga de frente y dando la cara por todos los venezolanos que se encuentran huérfanos de dirigencia política capaz de anteponer el servicio público, al servirse de lo público, se levantan estas voces humildes y sensatas en pro del rescate del partido. Sabiendo muy bien que la democratización de Venezuela comienza por la democratización de las organizaciones políticas que se quieran mostrar como verdadera opción de cambio. Y no solo cambio de rostros o colores -como algunos pretenden que sea-, sino de fundamentos y valores para el hacer, el verbo construir, contrario al de destruir. Factor común en la práctica de los idiotas, de acuerdo al sentido epistemológico originario griego: aquellos que solo velan por el bien propio.
Ayer, quienes secuestraban nuestras gloriosas siglas, tenían al partido inmerso en la vacía retórica del simple voluntarismo, aprovechándose de la nobleza de la militancia, mientras en los hechos, los objetivos encubiertos por la opacidad característica del gobierno -y ahora característica opositora, lamentablemente- se funden entre el humo esparcido alrededor de una dirigencia que se decreta incapaz de promover soluciones viables, para sucumbir ante la anemia intelectual del "como sea", alimentar las ilusiones extremas e irresponsables del intervencionismo, y el abandono de la incidencia política interna fruto del trabajo diario, para terminar entregando la agenda nacional al tutelaje extranjero. Todo esto, siendo apoyado y apadrinado por un dirigente circunstancial -pretendido vitalicio- que no se ha enterado del carácter venezolanista y antiimperialista fundacional e histórico de Acción Democrática. Y si están enterado, pues no le conviene que el resto de la militancia esté al tanto, por obvias razones innecesarias de destacar.
Un partido en manos de quienes le ubicaron a la cola de las decisiones de ambos extremos; -según convenga- de discurso: anti injerencista y pro voto, pero de hechos: cómplices directos de la antipolítica, el tutelaje extranjero y abstencionista. A pesar de toda la propaganda en favor de proyectar una gran fuerza y capacidad electoral, pero que no va a elecciones. Cuando Acción Democrática es "un partido que nació para hacer historia" y "con plena vocación de poder". Ni hablar, de que ése plan de presunta organización electoral no estatutaria, hoy por hoy no se encuentra capacitando a nadie como testigo electoral, muy a pesar de la gran pérdida de capital humano producto de la diáspora. Y, además, ni el subterfugio aplicado al argumento de ese parapeto logra ocultar su verdadera razón de ser, el fondo del asunto: en plena violación de las autonomías estatutarias seccionales, pasa por encima de las decisiones partidistas que competen a los Comités Políticos Seccionales (CES) del _Partido del Pueblo_, incluyendo elección a dedo de las autoridades seccionales y municipales correspondientes, a discreción y conveniencia de quién se proclama portador del mensaje de Rómulo Betancourt, mientras pisotea su doctrina, enseñanzas, partido e historia. Toda una lamentable oda a la práctica caudillista y autocrática de Hugo Chávez, y compañía, en el principal partido de gobierno.
Ante todo el atropello interno, la pérdida de la brújula partidista y la deshonra ante la historia acciondemocratista y el legado de nuestros fundadores, nace esta revolución ADeca que revive la esperanza.
#VolveremosAVivirMejor
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